Julián Bibang (izquierda) y Agustín Nze, de la Academia Ecuatoguineana de la Lengua Española. |
El deseo de contar con una corporación de estas características ya fue expresado por el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, en el discurso pronunciado ante el II Congreso Internacional de la Lengua Española(CILE), celebrado en Valladolid en 2001.
El proceso formal de fundación de la Academia Ecuatoguineana se remonta a 2009, cuando fueron nombrados cinco miembros correspondientes ecuatoguineanos de la Real Academia Española (RAE). En esa fase embrionaria fue decisivo el trabajo de aquellos primeros académicos: Julián Bibang, Trinidad Morgades, Agustín Nze, Federico Edjo y Leandro Mbomio, (1938-2012), ya fallecido.
Con posterioridad, la corporación elaboró sus estatutos, aprobados, como es preceptivo, por la RAE, que nombró nuevos correspondientes ecuatoguineanos en el pleno del 25 de junio de 2015.
Desde el 19 de marzo de 2016, la AEGLE forma parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), tras solicitar formalmente su ingreso en el XV Congreso de ASALE, celebrado en Ciudad de México en noviembre de 2015. El primer presidente de la corporación, Agustín Nze, expresó entonces al resto de las instituciones su deseo de entrar «en la gran familia de academias. El español no es solo idioma oficial en Guinea, sino vínculo de cohesión social, y queremos que recupere su lugar en la sociedad ecuatoguineana. Venimos de África porque creemos en la solidaridad del mundo hispánico».
En la actualidad son nueve —de un total de dieciocho plazas aprobadas— los miembros de número que forman parte de la AEGLE, elegidos según los criterios recogidos en sus estatutos. Las plazas están designadas con letras mayúsculas del alfabeto español. La AEGLE puede también nombrar académicos honorarios, nacionales y extranjeros.
Una de las misiones de la corporación será impulsar el cultivo de la lengua española y de las literaturas hispánicas en el país, de acuerdo con lo establecio en sus estatutos, que también indican la necesidad de despertar el interés, aprecio y gusto por la depuración, fijeza, brillo y unidad del español.