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domingo, 5 de junio de 2016

Defensa obliga a Navantia a acabar el S-80 plus en 2016.

Nuevo anillo de 10 metros para el S-80
Así lo han comunicado tanto la empresa naval como el propio Ministerio de Defensa, que ha fijado como prioridad culminar el diseño del submarino este 2016. Es más, Defensa ha dejado claro en una comunicación que este proyecto aglutinará todos los “esfuerzos técnicos y económicos” de Navantia para construir el primer submarino de la serie, el S-81 Plus, y culminar el diseño del programa.
Se trata de una prioridad para el  
departamento, hasta tal punto que la Secretaría de Estado de Defensa ha dado orden a Navantia de que sólo se trabaje en el S81 Plus (la evolución del diseño inicial del S-80) y se pospongan los trabajos en otros sumergibles en los que trabaja la empresa (S82, S83 y S84).
Un proyecto casi fallido
Los esfuerzos de Defensa por explicar el impulso que se dará al proyecto del S-80 se argumentan en la propia comunicación del Ministerio, que culpa de los “graves retrasos” a la “complejidad del programa”, “la alta componente tecnológica” y la “falta de un socio tecnológico de referencia”.
Pero los problemas que ha acumulado este
En la parte inferior, el S-8O plus después de ser ampliado
gran proyecto que tantos dolores de cabeza ha traído en la Armada comenzaron cuando se descubrió que el diseño inicial del S-80 hacía que el sumergible pesara 100 toneladas más de lo previsto, con lo que el peso de la nave no se repartía bien y tenía problemas para que subiera a la superficie.

Tras esto, Defensa pidió ayuda a la Armada de Estados Unidos y recibió el apoyo técnico del mayor fabricante mundial de submarinos, Electric Boat, para rediseñar el submarino. La solución: ampliar el casco resistente en unos 10 metros, de modo que tiene “una mayor eslora y una mayor capacidad de desplazamiento sin perder las capacidades que le convierten en un submarino de la próxima generación”, según explica Defensa.
También se detectaron problemas con la propulsión del aparato. Inicialmente, estaba previsto que el submarino fuese capaz de permanecer un largo periodo de tiempo sin salir a la superficie, algo que hasta ahora sólo consiguen las naves con propulsión nuclear. Pero la Propulsión Independiente de Aire (AIP), de la que se encargaba Abengoa, era difícil de adaptar en el caso del S-81. Defensa terminó adjudicando a Técnicas Reunidas su producción ante la falta de resultados de la hoy en dificultades Abengoa.
Sin embargo, el departamento de Morenés ha dicho poco a este respecto en su comunicación. En la nota, ha explicado que con el rediseño que ha culminado con la construcción del casco del S-81 se espera resolver “paralelamente los retos tecnológicos del sistema de AIP”.
En cualquier caso, en Defensa están convencidos de que el proyecto se terminará este año ya que “existen evidencias técnicas que permitirán cerrar un diseño final del submarino para lo que se requiere continuar las actividades de I+D+i en curso”. 
Australia no lo quiere
Los retrasos y problemas del S80 no sólo han tenido consecuencias para la Armada española, que preveía inicialmente contar con dos de estos submarinos este año y se ve en problemas por la gran antigüedad de los S-70 aún en servicio. La venta internacional del submarino de última generación español también se ha visto más que resentida. 
Australia mostró su interés inicial por el programa español de Navantia, pero tras las idas y vueltas de los últimos años con el diseño y la construcción, el Departamento de Defensa de ese país no lo ha incluido en un concurso para equipar su flota valorado en 34.000 millones de euros.
Navantia se queda así sin opciones de ser la proveedora de sumergibles para este país y puede que también para Noruega, que también se interesó en su momento por el proyecto. Navantia fue una de las empresas navales que presentó sus proyectos a Oslo para reemplazar sus submarinos clase Ula, pero el Ministerio de Defensa parece inclinarse por los sumergibles alemanes. 

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