Francisco I |
Su elección, al igual que en los últimos cónclaves, ha sido rápida: la chimenea de la Capilla Sixtina ha emitido una fumata blanca a las 19.06 horas de este miércoles, poco más de 25 horas después de la primera votación y en la quinta ronda de votaciones, una más de las que fueron necesarias para la elección de Benedicto XVI.
Se han cumplido los pronósticos de aquellos que auguraban, y deseaban, un cónclave breve que ayudara a cerrar las heridas abiertas tras la renuncia de Benedicto XVI. Con la elección en la quinta votación y tras dos fumatas negras el cónclave iguala en duración a los que encumbraron a Juan Pablo I y a Benedicto XVI y ya no supera a los que dieron por elegidos a Pablo VI y Juan Pablo II, que duraron tres días. Desde el seno de la Iglesia consideran normal que los cardenales hayan tomado dos días para “buscar consensos”, como ha señalado esta mañana el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
El humo negro se ha elevado a las 19.06 por el cielo de Roma y las campanas de San Pedro han comenzado a agitarse, convirtiéndose en la señal de que un cardenal había logrado los 77 apoyos necesarios de entre los 115 electores para convertirse en el nuevo obispo de Roma.
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